Bifrontes lo son, pues estas navajillas apuntan filo de la tejera a las sacristías. Apúntese la mitra mitrada con tejuela de magistral, las acanaladuras conducentes del deseo, la argolla de fiador que liga la mano a la voluntad, el color de las cachas -no otro que el del la mancebía-, la hojuela de sauce bajo la que el cabrero se orea, las aguas del leteo -que también discurren por los azudes-, obsérvese, por fin, la mano que la tome, flamígera, mórbida, ruda y sarmentosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario