jueves, 30 de enero de 2020

NAVAJA MACHETE DE TAPITAS DE RAFAEL WÍZNER RUIZ EN ASTA DE BÚFALO-COUTEAUX DE RAFAEL WÍZNER RUIZ EN BUFLE














Los cuchilleros de antaño (duras décadas de los 50 -y antes-, 60...y todas, que lo han sido en España, y lo serán) eran tan apañados que de un atropello de cuneta sacaban piel de mula, hueso, asta, cuerno y cachas (y lo mismo, en los corrales y talleres, de las herraduras, de los clavos de minería, de las chapas de bidón, del arado, de las limas y sierras de maderero y cantero para hojas, platinas, muelles y pernos). Entonces no había chatarrerías, que las chapas todas se usaban en un continuo rodar de ardites.

-Yo utilizo lo que tengo a mano -dice-, esto es, lo que me apaño. 

Ha de imagirse a Rafael Wízner en sillón chester, con bullones y esfera armilar sobre mesa castellana que hace juego con las picudas torres de la iglesia de Santa Cruz de Mudela. Así se le viera si no fuese español y sí de Thiers de Francia, donde los artesanos han despegado de su taller a la cima de todo reconocimiento.

-Sí se le compraban materiales a tal fulano, que los traía de esa parte de Albacete; las nacarinas, las conchas, el asta astificial -valga el error de mecanografía-. Se los negociaba, pero de eso nada queda, sino algún retal que ya se gastó.

No le quedaba nada de pisto al santacruceño, que de ese plastiquillo charro ahora se buscan navajas con él que se dan en mucho.

-Yo tengo más que de sobra asta de ciervo, más de la que gastaré en toda mi vida guardado en el jaraíz. Que ahora se compra carísima, que parece que los chinos se comen  el mundo y la compran toda.

Es así que Rafael tiene retalillos que le llegan de otras manos, que él mesura y administra tan en razón, que muchas navajas saca de un alpiste. 

No con esta fue de otro modo, que también la encontró sin buscarla; y sabe, a lo que parece,  Rafael comer queso o huevas de esturión con cucharilla de nácar.









miércoles, 15 de enero de 2020

NAVAJA MACHETE DE RAFAEL WÍZNER RUIZ EN ENCINA-COUTEAU DE RAFAEL WÍZNER RUIZ

MACHETES DE RAFAEL WÍZNER EN MADERA DE ENCINA























Ya se dijo de Rafael Wízner que de sus manos saca panes (y navajas, que es lo propio). De un cerezo mocho, cachos para cachas, y lo mismo de un almendro sequizo. De las rosáceas la madera es dura y firme, pétrea pulpa, que el prunus dulcis se tuvo como sucedáneo en escaseces de asta o cuerno. 

-También se hizo mucho machete -recuerda- anchón sin platinas, con virola y mitra de chapa.

Se empleaban las encinas de secano, que mezquinamente se las tenía como parásitos que se comían el trigo; se les buscaba el corazón rojo y las vetas que la encina guarda de lluvia. No se las daban al brasero ni al fuego bajo de la cocina, que se las metía a parte para cachas.

-De una rama gorda he sacado para unas cuantas, pero los cachos no son grandes, y si los quieres coloraos, ya no te digo... -se explica Rafael-. Pero yo veré, que a ti sí te la hago -concluye sereno y obsequioso.

Hicieran falta buenas cuchillas que rayeran los duros corazones añosos de los árboles cercenados. Ya se dirá  la causa del ahorro en platinas, ahora solo que Wízner, Rafael, tiene un calibrador en la mano y en sus ojos glaucos. La madera a veces se impregna de grasa y el efecto, si buscado, no es triste, que los americanos se han sacado aquello del "oiled wood". Del efecto del arte, de la estética ya se dirá, que este artesano la concibe, claro, a la alemana. 

Es, como la luz del día muriente, muertil el aro de la estética, que es tema de otra ocasión -si no lo fuera de todas-.