sábado, 28 de enero de 2017

XIV-2 NAVAJAS DE RAFAEL WÍZNER: TRANCHETE, DE INJERTAR, DE BOLSILLO-COUTEAUX DE RAFAEL WÍZNER

(CONTINUACIÓN)















Con  tener aquellas y otras pláticas, no se acordaban de los mandados que les sirvieran de excusa para dejar tan temprano los cobertores.
Iba Plinio con un delgado trocillo de palo duz en la comisura, que muchas toses tenía y se la había vedado el fumeteo. Se cansaba con el palique y era Wízner quien, tan telendo, excitaba la conversación.
-¿Y qué usaba usted para cortar tanto racimo? Porque esa que yo le regalé, la colorá, es demasiado justa para tanto corte...
-Pues un tranchete con hoja de interrogación... Que la suya, para la tajada de tocino cuando se daba de mano en los almorzares.
Hizo oído instantáneo Wízner al escuchar la palabra.
-"Tranchete"...Y sabe usted el nombre que le toca a la herramienta.
-Mi suegro. Era él quien tenía siempre una en la DKW; y como nos echaba mano, yo le cogía herramienta. Otros tiraban de tijeras; pero los más, navaja.
Y como viera que su compañero mientras que entornaba ojos despedía suspiro,  continuó con las precisiones.
-Ya le digo, una linterna de petaca y un tranchete en la DKW, junto con un ovillo de alambre.
-Con eso -dijo Wízner a contrapié- seguro que a él le bastaba para arreglar en el corralón, en la casa y en los campos todo lo menester.

-Y en la furgoneta. Por cierto, que también recuerdo que traía alguna vez una navajilla anchona, casi espátula. Con ella injertaba.  El cerezo del linde que me tocó en las particiones nos lo arregló él, que antes no daba fruto.

(CONTINUARÁ)










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