lunes, 9 de enero de 2017

IX NAVAJAS DE RAFAEL WÍZNER ENCABADAS EN CIERVO-COUTEAUX DE RAFAEL WÍZNER EN BOIS DE CERF











Como hiciera mal oraje, Manuel y Rafael se estaban en el casino, absortos, mirando por los finistrales. Con la carraspera y algún monosílabo les bastaba para, sin mirarse, pegar hebra. "Hace malo". "Sí, no". "Hum...". "Pos...". "Ajá". "Ejem". "¡Jesús!". "Puf...". Que si "mira la Juliana", que si "a dónde irá Eusebio con la carretilla"... Juzgaban en incontenido silencio caracteres, modas y costumbres. Movían las manos con gestualidad estatuaria, tal dos muñecos de escayola que hacen pleita. 

Por fin, un remolquillo que pasó, con media reala, desató lenguas.
-Un venao llevan esos en la ranchera, Rafael.
-O un marrano.
-O dos. Pero buena sería una de las suyas encabada con las navajas de un porcus singularis.
-Manuel, que yo no sé de latines, que me apliqué -bueno, me aplicaron- pronto a la fragua. Pero sé lo que dice: jabalí.
-Buena sería, digo.
-Y rara, Manuel, que yo no he visto una así, con esos colmillos. Son pequeñuzos y valdrían para adorno, incrustación o dije.

Como con estos dientes no se despabilaba Rafael, probó su compaña con astas.
-Ya sé, Rafael, que lo suyo más es el venao que nada.
(CONTINUARÁ)





















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