jueves, 12 de enero de 2017

X NAVAJAS DE RAFAEL WÍZNER EN ASTA DE CIERVO-COUTEAUX DE RAFAEL WÍZNER EN BOIS DE CERF


















(CONTINUACIÓN)
-Ya sé, Rafael, -dijo Plinio- que lo suyo más es venao que nada -y le tendió una tarjetilla pequeña de presentación-. Aquí pone "Especialidad en navajas en asta de ciervo". Me la dio usted, ¿se acuerda?, en aquellas primeras veces que cascamos.

Se tornó con esto comunicativo Wízner, y entró al capote franco.
-Tengo, buf, asta más de la que me es menester. Hoy ya está muy cara, que los chinos todo lo mercan y si la quieres, tienes que retratarte.

Tras digresiones sobre el chinopolio en maderas, cobre y nácar se volvió a enderezar la conversación.
-Tiene trabajo más de lo que se figura uno.
-Yo he visto foto en el libro del pueblo -cortó Plinio- en la que se ve al padre de los Martínez en camiseta, a lo tarzán, aserrando  como jabato una gran cuerna.
-Sí, cortarla, luego mojarla, ponerla entre sargentos, enderezarla... y tarda mucho en que se vuelva pareja, hasta semanas en el trajín.
-O sea, -metió baza Plinio, que no es toba...
-¡Quite usted! El venao no se rompe nunca. Por contra, con el tiempo se adereza sola con colores y suavidades, a diferencia del toro, que tiene mala vejez.
-Como nosotros -contrapuso Plinio.

Se les antojó en concordia pedirse una mistela antes de la despedida. Un mozo trajo la breve comanda en dos pocillos someros, acompañados de sendas minucias de turrón de Alicante,  cortesía de la casa.
-No está la tarde para chupeteos, Rafael.
Y se metieron rijosos, envueltos en celofanes, el dulce marmóreo en el bolsillo.










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