miércoles, 25 de enero de 2017

XIII NAVAJA MACHETE DE RAFAEL WÍZNER EN PALISANDRO (PALO VIOLETA)-COUTEAU DE RAFAEL WÍZNER EN BOIS VIOLET




















-Mira, Rafael -comenzaba sentencioso Plinio-, de las dos la que es de más de mi gusto es...

(MACHETE DEL NÚMERO DOS DE RAFAEL WÍZNER EN ESTAMINA)

-... La que no tiene limazos, la que es en madera roja y negra...
-Esa misma -titubeó Plinio.
-Ya me lo figuraba yo. Sin flores, sin tanta lima. Usted es así, liso, catral, serio.
-Hombre, no se amosque usted...
-Pero, qué mosca ni mosquito. Lo digo de veras. Sin esquinas ni esquinazos.
-Es que -intentaba arreglar lo que no estaba roto Plinio- esos colores son los de la anochecida. Y la mujer los tiene en la mesa de la cocina. Bueno, no iguales, pero sí parejos.

Se encontraron aquella mañana los dos bajo el plátano de la iglesia. Despoblado de ramas y de neveretas cagonas, daba gusto que les lamiera el sol, entre un ramaje cercenado y pelón.

-Esa madera, la otra, quiero decir -se continuaba esforzando el municipal jubilado- se ve elegantona, con esas vetas y ese fondo azulado...
-De palo violeta, le dicen. Es más ligero el efecto pues se ven oscuronas las cachas. Luego, la albura se ha manchado ligeramente. Y sí, la otra es un tizón encendido...
-Las tapitas ¿no impedirán en los bolsillos? Me figuro que se podrían enganchar en los forrillos...
-Que no son azadones, Manuel. 
-Si por eso digo; más parece guitarra que cuchillo. Pero...
-Pero usted, la de railite de la mesa de la cocina -se refocilaba Wízner-, que no es railite sino estamina...
-Sí, por llana y lisa.

En esas lisuras, el sol traspuso por encima de la torre y encandiló  la plaza aquella mañana en la que los hielos de enero habían helado los charcos en los que una convecina, cuyo sombrero salió rodando, acababa de patinar embarazada por dos bolsones y un niño...




NAVAJA MACHETE DE TAPITAS DE RAFAEL WÍZNER EN PALO VIOLETA








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