miércoles, 22 de marzo de 2017

12 FUNDA DE NAVAJA: ESTUCHE DE MANICURA DE SOLINGEN/ONGLIER SOLINGEN

El príncipe ha buscado la distinción inmediata siempre, sea construyendo una tapia que rodee su chabolo, sea vistiendo un trapillo manchado con los intestinos purpurados de un caracol, sea con las caudales metálicas de un pájaro de la niebla con las que se adorna los pelos apelmazados, sea cazando ciervos del padre David en un jardín infecto, sea cohabitando con su hermana en la aberración de una costumbre sectaria.

Todos los demás, bobalicones súbditos harapientos, miraban de soslayo. Se encaramaban a los tapiales  para exacerbar el placer del electo (a este menester se construyeron los primeros poyetes o escaleras). Quien mostraba más babeo era admitido en el recinto del pazo como dignatario noble.
Anduvieron los tiempos, y la impaciencia levantó guillotinas. Otros ruines tomaron en propiedad los chalés. Con la memoria de la sangre aún fresca, ensancharan sus mangas para que los más espabilados se mirasen en los espejos con el símbolo del poder. 

El lujo es ahora democrático, se dijo.
Pero era lo mismo, la prolongación del adagio aquel: asno cargado de oro, alcánzalo todo. Empezaron a desfilar por la calle Real del poblacho los automóviles con estrella; las señoritingas con estolas de nutria, los pijobravos con escopeta inglesa y cajita de carey para el rapé. Fue esto acicate para las artes de la mano gruesa: ebanistas, grabadores, orfebres, tallistas de piedras nobles, relojeros de fantasía, armeros, mecánicos, luthiers, esmaltadores, cuchilleros, plateros, imagineros a los divino, cristaleros de ajuar, iluminadores, ópticos y taxidermistas.

La ostentación se hacía a lo grueso, como ahora, y tanta rabia había que los obreros embrutecidos más soñaran con estuchillos de fruslerías que en zarandear a los encargados de la línea de producción. Los grandes almacenes surgieron para evitar las revoluciones, al igual que los palacios de la música en los que se adiestraba a los hijos de la chusma para que trinaran ante la nueva clase surgida después del terror. Lo que no quitaba la recién obrada aspirina, lo reparaba un catálogo repleto de naderías.




Estuche de manicura de Solingen, con tres piezas (lima, tijerillas y navaja). En las tijeras aparece un punzón: ALHÖSO.
La presencia en este elemental estuche de un sutil cortaplumas habla de la precisión que este tenía. Había muchas cosas que ser cortadas, reparadas, trinchadas, tajadas, pinchadas, hendidas, atravesadas, afiladas, cercenadas, divididas, raspadas, escoriadas, abiertas, empezadas, disminuidas, aprestadas, recicladas, aprovechadas, compuestas, segmentadas o repartidas.
Como hoy no se reparte sino que se acapara, la navajilla para el viaje huelga. Los paquetes que se reciben están envueltos para labor de cútex, y esta palabra ha arrumbado el filo o la naturaleza de la primera. Ya no volverán sino en perrilleros estuchitos de la China.


 Estuche con 8,5 cms de largo,
4 de ancho
en piel tintada 
sin forro
con clip en corchete en solapa
tres departamentos para tres piezas


Navajilla de 6 cms de largo en posición plegada
11 desplegada y unos 5 de hoja en acero al carbono pulido
Punzón: Solingen
Cachas metálicas y pulidas (¿galvanizadas?)




No hay comentarios:

Publicar un comentario