sábado, 24 de diciembre de 2016

VI NAVAJAS EN ASTA DE TORO DE RAFAEL WÍZNER-COUTEAUX DE RAFAEL WÍZNER EN CORNE






 NAVAJA MACHETE DE LUJO CON LIMAZOS; MODELO TAPITAS EN ALPACA Y ACERO AL CARBONO, CACHAS DE ASTA DE TORO, DE RAFAEL WÍZNER RUIZ








 NAVAJA MACHETE GRABADA DEL 1, LATÓN Y ACERO AL CARBONO, CON LIMAZOS, CACHAS CON CINTILLOS Y LENTEJUELAS EN ASTA DE TORO
RAFAEL WÍZNER RUIZ








  NAVAJA MACHETE DE LUJO DEL 0, LATÓN Y ACERO AL CARBONO, CON LIMAZOS, CACHAS CON CINTILLOS Y LENTEJUELAS EN ASTA DE TORO DE LIDIA
(RAFAEL WÍZNER RUIZ)















 NAVAJA MACHETE DE LUJO; ALPACA, ACERO AL CARBONO; GRABADA EN MUELLE Y LOMO DE LA HOJA; CACHAS DE ASTA DE VACUNO CON LENTEJUELAS BICOLORES
(RAFAEL WÍZNER RUIZ)








Se entran los dos, Rafael Wízner y Plinio, en el casino. Es la hora sexta pero no ha habido modorra ni deliquios dulces en el butacón y la mecedora. Hace un frío que deja arrecido a quisque.

-Pues no me dijo usted en la otra ocasión... sí, cuando me enseñó la panoplia de machetillos, que tenía todos los colores de la otoñada -improvisa Manuel, Plinio.

-Y los tengo, sí. Pero estaban en el taller en espera de lucir en las cachas de un capricho.

-¿Para el mismo? ¿Ese maestroescuela hablador y atropellado que me decía usted?

-Usted, Manuel, no se olvide de que de los caprichos se sacan perdices escabechadas ahora, y antes hogazas y  algún fiambre.

-Venga, Rafael, no se ponga murrioso, que hoy el día pide calores...

-Y colores -le completó la frase Wízner.

"Trae dos cafés con chorro de Veterano, largos y bien de azúcar" -ordenó Plinio al muchacho que atendía. Se miraban los hombres las manos asentadas en la mesa de mármol viejo de Macael.


-Me vienen impresiones de los tiempos de antes, mientras usted anducheaba por el término enderezando leyes y hombres
-declaraba Wízner con el tono bullente de su pasada juventud- yo estaba atado a la muela quitando hambres, la mía y la de los míos. Esta misma mesa...

-¡Vamos a ver a dónde nos lleva la mesa! -cortó con una franca risotada Plinio.

-A los hielos y a las escarchas, a las amanecidas... y a los nácares o mejor- rectificó Rafael- a las nacarinas blancas con las que tantas girodias he montado. Un ojo de perdiz en ellas era la impresión de un sol en su levante.

-Ya ha traído usted la poesía a su arte. Palabrea como si antes   que artesano fuese pintor...

-De necesidades, ya le he dicho.


Impression, soleil levant
Claude Monet



De la esquila de la torre, enredada en los tejados pizarrosos sobre los que se trascendía, salió la onda de las cuatro en la tarde decembrina.

-Que si la mira usted, como lo hará cuando yo se la muestre, verá la sanguina del poniente sobre fondo de alcaceles brotados. 

-Una como la que usted celebra y no la placa del ayuntamiento me tenían que haber dado cuando me terminé mi vida de municipal 
-amagó con sonrisa su hilillo de amargura Plinio, jefe vitalicio de la policía local de Tomelloso.

-¡Que te la quedas, Manuel!, que al caprichoso ya se le labrará, o no, otra. El asta es de ganado bravo y si le cuento cómo me ha venido a las manos...


Salen a la plaza los dos, Wízner y Plinio, sin tapabocas, las manos en las bolchacas, al taller de Rafael. Las farolas de mercurio convierten las calles mojadas en maqueta soñada. Los dos cuando hablan -y aun callan- nombran navajas.





























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