lunes, 12 de diciembre de 2016

III NAVAJA MACHETE EN BOJ DE RAFAEL WÍZNER RUIZ. COUTEAU EN BUIS DE RAFAEL WÍZNER RUIZ







 MACHETE DE TAPITAS CON CACHAS DE MADERA DE BOJ
RAFAEL WÍZNER RUIZ



No es este, Rafael Wízner, un pisacharcos ni jardinero de berenjenas. Toma gusto en el trato con los otros, a los que llama amigos. Cuando no alterna, no se duerme en los laureles -que podría-, ni aguarda a que le levanten los cobertores, ni lo perturban desde el piecero de la cama:"¡Que ya luce el día!; ¡arriba, Rafael! A Wízner le llegan las ondas de la esquila de la torre allá en la huerta o en el atelier donde toma gusto. No le harían falta campanas para saber horas, que de su pulso las toma.

Por su pueblo pasan, de tanto en vez, aficionados al navajerío. Él lo cuenta con templanza, como si tal romería no se diese en su honor ni él tuviese parte.

-Aquí se llegan muchos que ya son amigos -dice- y yo los llevo a ver a los pocos navajeros-cuchilleros que quedamos.

-Ya me gustaría darme un paseo por ahí -se le replica-. Pero este Levante queda lejos, no es un paseíllo, que son casi las cuatro horillas de coche.

-Aquí hay una muy nombrada plaza de toros que, tú ya lo sabrás, es cuadrada y no redonda. 

Se va el ánima voladora a La Mancha, sobre los inabarcables viñedos, sobre los cuadros de cereal rojizos, sobre los girasoles. Se otean las encinas empolvadas, globosas. Una luz muertil, la del rusiente ocaso, enmarca el cuadro de la villa de Santa Cruz a la llegada. Se conforma el ánima viajera con  la ensoñación.

No se llega a tiempo  de ver al artesano; Rafael le impone mesura a su afán, y mide fuerzas; con la temprana oscuridad inverniza se halla en el hogar no tarde. Tendrá que imaginarse la vida de antes que ya no palpita en esta puebla -ni en ninguna-. Allá se coloca a menestrales cargando serijos, acá dos viejos con la pleita en el portal de su casa del sindicato; chavalones en la puerta de la iglesia juegan a pelota, y en sus quiebros y trepidaciones levantan polvisca... Así se da en figurarse el pueblo de Don Rafael cuando rebullían limas y martillos, y chirriaban berbiquíes.







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