jueves, 27 de julio de 2017

5 NAVAJA MULTIUSOS FRANCESA-COUTEAU MULTIFONCTIONS- RELATO "LAS NAVAJAS DEL VERANO".


QUINTA PARTE: CEREZAS EN AGUARDIENTE Y CODORNICES
Estaba de cara a la alacena Antonio Vizcaíno en trance de elegir algún melindre con que empezar el día cuando oyó, primero un pitido de coche, y casi sin intervalo el voceo de su nombre.
-Que me ha dicho el cabo que los Escudero han venido al cuartelillo esta mañana.
- ¿Qué? -Hacía el profesor el gesto del auricular para dar a entender que no oía-.
-¡Coño, Antonio, que no puedo gritar como el tío de los colchones¡ Los Escudero han ido al cuartel, y no saben nada de lo de la iglesia...
-Vale, Rafael.
-Me ha dicho -silabeaba Wízner para que el profesor oyera y leyera labios- el cabo en el bar que te lo dijera.
Levantó el brazo para mostrar comprensión y acabar las prisas del cuchillero. Abismado, se dirigió al poyete de la alacena y tomó un frasco de cerezas en aguardiente; se sirvió y mojó en el licor delicadamente ferruginoso una enorme magdalena de horno.
Fue así, recuperando un trozo de magdalena del fondo de la copa tallada, que a Vizcaíno le llegó en un instante sin destellos la luz de la clarividencia.
Descolgó el teléfono y marcó.
-¿Marcial? Soy Antonio Vizcaíno.
-Instituto de educación secundaria de Santa Cruz de Mudela. Dígame.
-Oye, Marcial. ¿Tenéis ahí gomas de riego?
-Yo siempre tengo gomas de riego -rio lúbrico el bedel interino pero eterno-.
Las bromas abiertamente sexuales del sexagenario le rebentaban tanto como su indiscreción.
-Marcial -No se atrevía a decirlo del modo recto, y las perífrasis no le venían-. Marcial, tenéis -se santiguó Vizcaíno- la manguera preparada, digo, en buen estado, digo, en funcionamiento, digo si la has visto hoy.
-Antonio, estás verbenero. El verano te está sentando bien. Manguera preparada y en orden de revista, que decían en la mili.
-Marcial, no nos aclaramos. Me refiero a la del patio. -Evitó decir manguera, lo que contrariaría al bedel-.
-Sí, hombre, sí. Ya lo he entendido. Está mojada, en el jardín.
Jaque mate.
-Bueno, gracias. Dile a Aurora que se ponga si está ahí.
Era la bedel con la plaza fija, viuda y con hijo en 2º curso de la dichosa ESO. Tenía vivienda en el mismo centro educativo.
-Aurora, soy Vizcaíno;¿habéis tenido algún destrozo en el centro, del tipo que sea?
-Sí. Hola lo primero, Antonio. No... bueno, sí. Han aparecido en la valla dos manchones de pintura en espray. Justo por donde yo salgo, no por la principal ni por la que salís los profesores.
-Ya. ¿Y tú te acuerdas, que estás siempre en conserjería y ves pasar delante de ti a todo el instituto, qué alumno de los que cursan religión se negó a hacer la confirmación?
-Sí, diga, diga...Sí -Insistía Vizcaíno al no tener ninguna respuesta y estar la línea libre-.
-¿Es que no lo sabes? Fue Toni.
Ahora era Vízcaíno el que se quedó mudo.
-¿Toni? ¿Tu Toni? Es que yo nunca lo he tenido como alumno. Ya sabes que yo doy filosofía, y en estos niveles se elige entre esta o religión.
-Ya lo sé. - Se había rehecho algo la bedel-. Es que yo sé que tú eres muy despistado. Pero ha habido muchos problemas con mi hijo. Le han amargado la vida sus compañeros de curso. Todo empezó cuando amenazó al niñito hijo de la presidenta de la Asociación de padres y madres porque no quería que se refieran a él, a mi hijo, como “el hijo de la portera”.
-Algo de eso sí que oí...-Intentaba excusarse el profesor-.
-Llegó a las manos dos veces cuando oyó que se referían a mí como “la portera”. Todo se lio, mi hijo es débil, y se cebaron.
-Se negó a tomar la confirmación por esto, ¿verdad?
-Fue el único del grupo que no quiso.
-Bueno, ¿dónde guardáis los objetos que los profesores confiscamos a los alumnos?
-Pues salvo si es de valor, como un teléfono, que se queda en el despacho del Jefe de estudios, lo demás lo ponemos en una caja aquí, en la misma conserjería.
-Ya. En esa caja habrá algún cúter y botes de pintura en espray, ¿no?
- Cúteres, bastantes; y, sí, algún que otro bote de pintura. Tengo la caja delante.
-¿Y navajas?
-Seguro que habéis quitado alguna, y de hecho igual hay; pero tendría que vaciar la caja y mirar despacio.
Ya tenía Vizcaíno la averiguación hecha, y no colgó sin antes pedirle a la conserje una pequeña diligencia que el propio profesor calificó como menor, pero que no dejó de inquietar a la atribulada mujer.

Por la tarde noche se pasó por la fragua de Wízner y puso en antecedentes al cuchillero, salvo el de mencionar el nombre y la filiación del menor, aunque sí dejó explicadas los motivos de su comportamiento.
-Bueno, Antonio, hasta que los padres no te lo confirmen...
-No hará falta, lo sabes. Con que el chaval sea amonestado por su madre o padre, que es lo que yo pretendía, ya me vale. Y le ahorramos la conmiseración pública de compañeros y psicólogos.
-Así que el muchachillo ha remedado la primera acción, la de los olivos, y lo ha aplicado a su caso particular.
-Con la innovación de los monigotes amenazantes. Pero no olvide que este es un caso de venganza noble, sí, no se ría, cambie “venganza” por “defensa” ante un grupo de gilipollas que la emprenden contra el compañero débil. Y los gilipollas no tienen edad.
-Sean Anastasios, Escuderos, o alumnos de la ESO.

Como estaba el cuchillero entretenido en su afición, que pedía aquellas horas para ejercerse, fuera de los calores fuertes del pleno día, se fue Vizcaíno dubitativo. Optó finalmente por cenar en el bar del paseo un par de codornices asadas sobre lecho de papas al aroma de laurel del “dolce stilnuovo”, que así las pedía.

(CONTINUARÁ)









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