jueves, 27 de julio de 2017

3 NAVAJA MULTIUSOS FRANCESA-COUTEAU MULTIFONCTIONS-RELATO "LAS NAVAJAS DEL VERANO"









TERCERA PARTE:  LA NAVAJA Y EL SOLAZ DE LA CERVEZA

Ya estaban los murciélagos rozando la glicina medrada del quiosco de la plaza cuando asomaron, cada uno por una calle, los dos, Vizcaíno, alias Prefecto, profesor de secundaria, y Wízner, cuchillero retirado. Habían quedado en el cuartel para, una vez terminado su servicio, hablar con el cabo de la judicial. Se trataba de que Wízner examinara la navaja que había sido tomada de la finca, casi hundida entre los tormos.

Estaba ya el guardia civil, de paisano, esperándolos frente al jardincillo de la puerta; sobre su cabeza, una orla en azulejo: Todo por la patria. Tras las presentaciones de Rafael y el cabo, este abrió la palma de su mano izquierda para mostrarla.

- Sí que es maciza. -Y la sostuvo Wízner, calculando el peso con un suave movimiento de balanza-. Efectivamente, cachas de hueso, que no de ciervo...
-Yo no dije ciervo, Rafael -cortó Vizcaíno.
-Ya, ya, no seas picajoso. Tiene por los menos seis o siete elementos. -Y los fue recitando-. Hoja grande, pequeña, sacacorchos, lezna, abrelatas, destornillador... -Y empezó a abrirla-. ¡Puf..., está fuerte, fuerte! La hoja grande no tiene holgura y el muelle, mírelo - se dirigía al cabo- pistonea de maravilla. No tiene filo -y repasó con el pulgar la línea ideal de corte-, no tiene.. No creo que cortaran todas las gomas con esto, ni todas ni...
-¿Ninguna? -razonó Vizcaíno, que en esas disquisiciones se abstraía tanto que olvidaba que no eran ellos, Rafael y él mismo, la propia policía.

-Ninguna. Si han cortado las gomas, con esto seguro que no.
-O sea, que se les cayó del bolsillo pero no la llevaban para la faena. -Intentaba aclarar ideas el guardia civil-. ¿Y quién puede tener en el pueblo una navaja así? Porque ya me ha dicho Antonio que es francesa y por los materiales...
-Acero al carbono, hueso, aluminio... -dijo en voz el aludido.
-Sí, y con la llave enganchada y el cordel... Parece de capricho, no de batalla.
-Claro, claro. Esa debe de ser vieja. -Alargó el brazo Wízner y se quedó mirándola fijamente mientras se atrevía a dar una cifra-. De unos sesenta años o más.
Le tomó la navaja el cabo al cuchillero y desplegó de nuevo la hoja.
-Está manchada, fíjese. - Repasaba con el dedo pulgar la hoja sucia-. Ennegrecida y con relumbres verdes.
-Sí -dijeron al unísono tanto el cuchillero como el filósofo, pero este le cedió la voz al primero:- Han tratado de cortar, es posible, los troncos; la savia de la corteza verde ensucia mucho estos aceros, ¿sabe? Abra usted ahora la sierra.
El guardia civil solo la encontró tras las indicaciones mímicas de sus interlocutores y la pasó al cuchillero ante la imposibilidad de desplegar el adminículo. Wízner lo logró con esfuerzo, y a continuación la mostró.
-Mire, están los dientes llenos de hebrillas de corteza. Pero, vamos, con esto no cortarían, creo, ni uno solo. Esto se embota...
- Y queda inoperativa -completó la idea el profesor, como solía.

Se estuvieron un rato no muy largo, haciendo cavilaciones en edad, materiales, bondades, procedencias, idoneidad, estorbo, valor... Hasta que llegaron a lo que más convenía al caso.

-¿Y quién puede perder una navaja así? O mejor dicho, ¿quién puede tener en el pueblo una navaja así, de anticuario?
-Hombre -se dirigía Wízner al cabo midiendo palabras-, algún caprichoso...
- O alguien que mueva antigüedades.-Quiso completar la respuesta claudicante de Wízner Vizcaíno-. Aquí los que cambalachean con eso se sabe.
-Pero yo no digo sospechas, para decir algo hay que saberlo. -Acabó de entenderlo todo Vizcaíno en la respuesta de Wízner, y de sus vacilaciones infirió la absoluta confirmación que sin palabras ya habían sacado ambos por la mañana-.

Con la armonía que daba el momento previo a la anochecida, dirigieron los tres, de consuno, el camino a los bares de la carretera para refrescarse del polvo del día con un cerveceo contenido.

(CONTINUARÁ)






No hay comentarios:

Publicar un comentario