viernes, 15 de enero de 2016

18 NAVAJAS DE ESPAÑA Y FRANCIA: NAVAJAS TONEL-COUTEAU LE TONNEAU



Cuando el tiempo no se administra y pasa con la dulzura de la inclinación de los sauces en la torrentera se puede llenar de anhelos el corazón desocupado. El tonel sin fondo que se intenta en vano buscar el colmo. Inútil resultara entonces los afanes si no se llena de gozo el sufrido escribidor, retratista, paseante u observador.  La inutilidad de la existencia se muestra esquiva atándose a los afectos uno de los objetos amables.

Se prestan estos tonelillos a la metáfora divagante. Toneles sin fondo las navajas. Se pediría ser ajusticiado con las efusiones angélicas de los regios mostos encubados como contó aquel. Clasificar las sutilísimas disimilitudes entre los muestrarios de los cuchilleros vecinos -liviandad de los parecidos entre las piezas todavía daría para más serios afanes- por parecida muerte -o vida- se tendría según quien. 




En estas se esté uno y mírese dentro del tonel para ver calidad y bondades. Por limpieza y pulido adorno en seguida se ve la mejoría. El de Lacaze excede en luces, en recortes cuidados de las cachas, en rareza de la materia moteada o, mejor, atigrada, en limazos y frivolidad. 


El paraguas si se abre echará a volar con los élitros en la tarde. Cofrecillo de utilidades, de adminúculos tesorillo, y de acero al carbono verdades. El asta refulge en la mitad de sus hechuras y se quiebra en las lindes, con quiebras pálidas que la afean. Sobresale en latón, en pernillos, en peso y en precio. 









Nada de lo que alza o derriba a las francesas tendrá la hispana. Debilidades en el muelle, en la hojilla delicada, en las delicaduras de las cachas, en la industria que falsea la naturaleza trocando madreperla de Manila por plástico, en  las formas menudas y cambiadas, en la punta que se centra para no caer... Más pinchadora de aceitunas que nada. Juguete de escolar o de apedreante de canes. De este tipo son las que se solía vender en barato, que ahora son desproporcionados engorros inútiles que se importan de la China o del Pakistán. Pececillos boqueantes de la charca seca. Aún relumbran y, contra todo pesar, contentan.



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