Fue al amigo Manolo Miralles, que vive cerquilla de la ermita de San Sebastián, al primero que le oí decir "Esa gabacha corta la Virgen". Y a continuación la motejó de "alcachofera" dado que por ahí abajo (refiriéndose a la huerta del Sur de Alicante) la tienen para esos menesteres por plana y por oficio.
Llamaran la atención estas por ese pergeño antiguo de cuerno pulido y ajado, con las rosas (ojos de perdiz) y la divisa golpeada en incisión más arribilla del recazo.
De la cuchillería en Cataluña habrá mucho que decir, a ambos lados de los Pirineos (las Cataluñas fueron una casi que se tenía entre España y Francia). Eso, las vecindades y la tradición hicieron que en esta área marginal de la producción cuchillera se lograran las más eficaces jambettes (solsonesas) de todo el orbe, por baratas y buenas. Aquí, Cataluña, se obraron otras parecidas según la localidad así como otras que con cierre de palanquilla eran de meritorio sabor hispánico. Hoy las catalanas (nord-catalanes) se restringen a unas con cierre de ventana, hoja de sauce y rebajo espigado de latón.
La maison Solsona ha espabilado tanto que su catálogo es digno de calidades. De lujo, en asta y con cierre de palanquilla, de pistones y astas de carnero, toro y ciervo, en maderas de boj, olivo, encina, ébano...en carbono e ínox (labran, incluso, las cachas). Cuchillos de remate y monte, tijeras, de oficio...Todos con aire rústico y cortador. Tanto gustan que, al modo Opinel, son personalizadas estas gabachas o solsonesas por todo quídam que se inicia en la cuchillería del arte pues se prestan a lisuras o crespados.
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