-¿Qué será esto? (haciéndome el bellaco)
-Está bien claro...
-Parece que tiene (mientras lo sostenía, examinando el minúsculo cortaplumas a contraluz, como si fuese trasparente, para darme más aire) una falta en la hoja.
-Yo de navajas no sé (mirando a la torre de la catedral entre sacudidas de la cerviz).
-Mire (apareció el docto a dar lición) no es navaja, es ¿cortaplumas? No,...manicurero de viaje seguramente femenino, y han abusado de él, lo han afilado sin conocimiento; la falta de la punta se deberá a haberla usado como palanca para abrir el portón de un palacio. Mire, tiene gravados de lacería celta, leones, un dragón, y creo que es de, sí, Suecia.
-Sí que es (retornando la cabeza de donde era imposible mantenerla por más tiempo en tensión) gracioso.
Le compré la navaja. Una vez que la palabra tabú fue cambiada por un eufemismo, retornó la comprensión, la simpatía. Y se hizo negocio.
Este es el la pequeña navaja-cartaplumas-manicurero que
fue comprado en el mercado gótico de Barcelona. Se punzón es
Pequeño cortaplumas de propaganda, sin marca pero su origen es Sheffield, Ingalaterra |
Más adelante se mostrarán más cortaplumas de la marca Eka y otros de Sheffield; valgan estos dos como muestra; ambos fueron adquiridos en Rastros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario