jueves, 20 de agosto de 2015

4 NAVAJA PORTUGUESA: CORTAPLUMAS DE PROPAGANDA




 El doctor José Manuel da Silva Horta, comedísimo docente que breve sentara cátedra en la Universidad literaria de Valencia, sembró y mostrara la glauca vena solitaria en la senda de la melancolía portuguesa. No tardó en arraigar la flor poética de la soledad. Siendo, como es, Hefesto duro de caparazón, aquella llovizna benéfica le ablandó más la imaginación que las manos con las que repiquetea. Se hablara de Pessoa, de la multitud de voluntades que guían distintas la misma pluma. Aquellos mecanismos tan apretados que cabrían en unas cuantas líneas movieron a Hefesto y abrieron Portugal a la consideración. Lloros parecían las paráfrasis de da Silva; y oros su cadencia de reloj de cuerda. Don Dinís, rey con tratamiento de oficio, de bigotes largos que, empapados en añil, dibujaron al descuido rutas al africano sobre aquellos mapas. Don Dinís y su espada. 

  José Manuel da Silva Horta enlazaba palabras en ristras, sin respiración crispada, de modo que su lección era solo un término, blando y pulido, como aquel rótulo.













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