LA NAVAJA DE SANTA CRUZ DE MUDELA
NAVAJA A ESTAJE CON VIROLA Y REBAJO DE ALPACA, AJUSTADOS A MANO Y MARTILLO, LIMAZOS EN MUELLE Y LOMO DE LA HOJA, OREJAS RECORTADAS, LENTEJUELAS, Y CACHAS EN MADERA DE ÉBANO DE MACASSAR.
LA TUVO RAFAEL WÍZNER EN EL VÍDEO DE LA NAVAJA DE SANTA CRUZ DE MUDELA, DEL PROGRAMA "ESPAÑA DIRECTO".
Le sonó el telefonillo a Rafael estando en la huerta a la sombra de un granado, mientras se aliviaba de aquellos fuegos de junio.
-¿Sí? Dígame. ¡Ah, eres tú, Antonio! -dijo con un pronto ensordinado. Y continuó-: Ya me extrañaba a mí que tú no me hubieses dado toque.
Llamaba Antonio Vizcaíno, profesor de enseñanza media, desde su despacho-salón comedor y -según cuándo- dormitorio.
-Que ya le vi ayer en la tele, parando y mandando, que parecía usted actor... Seguro que no le harían repetir muchas veces el guion.
-Nada, nada, Antonio; yo dije eso que oíste y viste, y mucho más y mejor...
-Y se lo han cortado...
-...De un tajo. Pero si estuvimos media hora allí liados, que no cabíamos en la fragua. Había cuatro, bueno, tres y la chica.
-Anda que la pregunta. "¿Cuantas navajas habrá hecho usted aquí?" Para mear y no echar gota.
-Déjate de meados, que en un profesor queda feo tener eso en la boca -y Wízner dejaba escapar gozosa carcajada estentórea.
-Me ha dado usted jaque con esa escatología -retrocedió Vizcaíno para no recibir otro "touché".
-Ya salió la palabreja, y luego te motejan de "Prefecto" -zahería Wízner con temple, sin acorralar; y el otro salía de su querencia para tomar distancia.
-Con usted no tengo cortedad, desempolvo diccionario sin prevenciones.
-Déjate de prevenciones, que estoy entre fatigas de calor y tengo los sesos ya blandos. Bueno, ¿te pareció bien?
-Sí, claro. Me mandó recado Rafael el Maquilero por el teléfono pero llegué tarde... Tuve que buscarlo en los internet y ¡zas! ahí estaba. De los tres quien más me gustó fue usted. Bueno, el de los Martínez tiene buena voz y lució, y su primo Rubén también.
-O sea, que todos bien... Como seas igual de exigente corrigiendo, tus alumnos estarán la mar de contentos.
-No me creerá, Rafael, pero tengo los exámenes de los más mayores delante, y por eso lo he llamado...
-Por lo de la depresión ... para que no te entre - rio hiposo Wízner.
-¿Rafael?,¡Rafael...! Que no le oigo -y sí alcanzó a escuchar "¡Releche, coñó!" antes del corte.
-Que estaba hablando solo, Rafael... y ojo con lo que dice no vayan a asustarse las urracas de la huerta...- y a continuación, consumidos unos minutejos entre chanzas, enderezó rumbo Vizcaíno-: ¿Y cómo fue eso de la fragua?
-Nada, que los Martínez me dijeron que pusiera alguna pieza de esas más buenas que tengo, y ya está.
No supo Vizcaíno si la aparición televisiva de Wízner era de rebote o de voluntad propia, y como no le importaba más una cosa que la otra, disparó por lo que más le interesó:
-Y, Rafael, esa navaja que se veía caídona en la mesa, y que luego, creo, que era con la que usted trasteaba en la muela ¿cuál es? No es de las que le tengo vistas.
-Compromiso y antojo.
-Más no suelte. Del de siempre, de ese sobrino suyo maestrillo que le pide...
-Quimeras -cortó Wízner.
-Y que usted compone, no sea quejica. No parece de fornitura. Lo digo porque en virola y rebajo no parecía la de aluminio a estaje que le tengo vistas.
-A mano están hechas y con alpaca. Limazos en muelle y lomo de hoja, con recortes, como suelo, en orejas. Tuve que hacer plantilla nueva a esta.
-Y de menos tamaño, Rafael, a lo que me pareció.
-Si no has debido de ver ese vídeo veinte veces, no lo has hecho ninguna. Sí, algo más pequeñeja. No creas -se desviaba Wízner-, estas me dan mucho trabajo, pero es que yo a él le tengo obligación, y él a mí mucha fe.
-¿Búfalo o granadillo?
- De madera sí es, oscura, pero con alguna veta. Se lo preguntaré al caprichoso, que de maderas sabe.
-Ya lo creo, que parece que, por las que usted me ha mostrado de él, tenga ya una xiloteca en ...
-No te oigo bien, Antonio, que te he entendido "xiloteca"...
Tardó en responder Antonio Vizcaíno, alias "Prefecto, que se trasponía con los vahídos de risa.
El monótono y metálico timbre de un herrerillo que saltaba en el abigarrado ramaje del granado a cuya sombra se cobijaba Wízner le llegó al profesor hasta su mesa trayéndole recuerdos de églogas pastoriles que muy bien se guardó de comunicar.
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