lunes, 4 de julio de 2016

1 LA NAVAJA DEL ESCRITOR: FOTOS DE PRADEL/PHOTOS COUTEAUX PRADEL

Parece que cuando el abuelo de don Miguel vínose y saltó los Pirineos para buscar trabajo en los ferrocarriles, se trajo en el macuto con lona de Vuitton un navajón de de Thiers con la figurilla de una luna de Mélliès en el recazo. Alguna más traería pues en su familia nuestro escritor tuvo tíos que navajearon con patente francesa, conociendo el niño Delibes de esta herramienta en su tierna infancia y mocedad. Pasó veranos en el pueblo (él también tuvo pueblo como tantos españoles de ciudad), en el Santander de Castilla la Vieja al que había acudido su antepasado a trabajar en el tren.



Periodista accidental, dibujante, historiador, economista, lingüista, profesor, pluma insigne, y aficionado a la venatoria. Cuántas veces no pisaría los tormos duros de los panes, hendiría el helado barbecho, rompería la fragosidad de las riberas y tomaría la sana sombra de las encinas en los sembradías. Cortaría la dura corteza de las hogazas y tajaría los fiambres. Con navaja. En el juego hay por veces más acierto que en la ciencia. Y don Miguel quizá, en correspondencia con su universo interior, empleó una de las recias, de lomo caballar, con talón firme como los sillares  de la iglesia de la Daurade en Toulouse, cuna de su linaje. 



No me viene el discurso y se me da que conveniencia 

sería la de poner aquí la voz de alguien que mejor 

ponderase a este hombre cuyas palabras podrían estar

 tanto en las bibliotecas como en  las alacenillas y 

fresqueras de lo recias, bien aliñadas y nutricias que 

son para quien las solicite. Pues claudico aquí y pongo 

lo que otro dirá, que aunque yo lo haya pensado 

también, no lo he sabido vestir con mérito. Así 

comienza:










"Cuando los dedos pulsan en el teclado para dibujar la silueta de un gigante, el ritmo es entrecortado, dubitativo, desfalleciente; pues la responsabilidad se antoja excesiva y el acierto, improbable. Ha muerto con dignidad suprema; ya supo hace unos cuantos años el destino que la mortal dolencia le tenía reservado. Cabal, como se intuye desde la distancia que él ha guardado, se enfrentó con la parca y la eludió hasta donde los límites de su anciano cuerpo le permitieron...(CONTINUARÁ)









Pradel. Se trata de una de las excepciones en las que la navaja lleva el nombre de su creador (no del lugar, ni de la función, ni de su forma...). Parece ser que su año de nacimiento fue 1867, cuando su creador, Étienne Pradel, la presentó en la exposición universal de ese mismo año. Por su parecido con modelos ingleses, recibió nombres que subrayaban el parecido ("genre anglais", "london" ou "marin" -la empresa de su creador tenía un ancla como símbolo-) hasta que finalmente se fijó la que quedaría: Pradel. Su lugar de difusión fue toda la costa oeste (Normandie, Bretagne, Bordolais); fue la navaja de labradores y marinos.

La presentada aquí no tiene punzón, lo que era común en la producción de Thiers cuando eran productos baratos o no se quería comprometer el prestigio de la marca. Esta unidad está bien acabada y conservada, con punzón, y una hoja recia de punta centrada. Las cachas solían ser de cuerno prensado negro o jaspeado, sin menospreciar otros materiales. 

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