sábado, 5 de septiembre de 2015

7 NAVAJA PORTUGUESA : NAVAJA AITOR "GRAN TURISTA" EN EL CAFÉ GUARANY DE OPORTO


Está dispuesta Oporto para que el turista se deje caer: rua Santa Catarina hasta vislumbrar da Batalha, a la derecha se desciende con inercia creciente bien por 31 de Janeiro bien por Madeira,  Igreja dos congregados, crúcese Alfonso Henriques, izquierda palacio das Cardosas, derecha praça da Libertade y, por fin, dos Aliados.


La almadraba funciona mejor que regular, y cuando se divisa la plaza, magnífica, da Libertade el impulso del turista asalmonado es el de remontar la magnificencia brumosa hasta encaramarse en la excelsitud...


En el remonte, las hambres, la calígine, el horror de la nescencia obliga al salmónido a buscar restauración en el ánimo. Aquí se tira de guía y se pierde. Es el café Guarany magnífico, en su edificio al menos. Parece que fue casa de músicos, y algo suena.

Como la hormiga león, se abre la puerta por un aleccionado sirviente enchaquetado y con tupé. La limpieza de su juvenil cutis liga al futuro comensal a pesar de que esté el ámbito vacío como pecera.



Nada es barato sino para un ruso corrupto; mucho mantel y brillo. Los espejos multiplican las figuras hasta que uno se da de que es siempre el mismo con diferentes muecas. Los camareros serviles rondan con constancia la mesa y quitan y apremian. Pedida la cuenta mediante el gesto universal, no se espere la vuelta. El salmón sale mareado y disgusto toma mayor cuando el cándido mozalbete que la abrió, le abre con una hirviente carcajada que crespa mandíbulas. Y ya está. 




Nunca se esperaría encontrar aquí una Aitor tan completa y repleta, tan limpia y honesta. Afilada a maravilla y aviso y sin abuso. Gran turista. Nadie llevara nunca encima una tal salvo si se va en caravana y se pretende excederse en todo lo que lugar  hubiera. Parece nueva, si es que no lo fuese. Magnífica y vetada al uso de su nombre. Lo mismo que una berlina de crema para un  diabético.














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