Fue por imitación y envidia que cayó la tercera, también Gómez, de punta redonda y cachiplástica. Pronto los niños, para distinguir las que eran iguales, las rayaron con sus torcidas iniciales. No cortaban ni la longaniza tierna por lo que pronto, imitando, las amolamos en la piedra comunal de picar esparto que había, y hay, en la Polaca.
Desapareció el primo Marciano, ese o el siguiente verano. Ya no lo vi más. Pero sí quedaron sus ademanes, su voz áspera de peñón, su sombra de cobre y las navajas. En realidad, solo se conserva, de las tres, una. Lo que no es poco. Hoy no se utiliza. Remirando en donde todo el mundo mira, he visto que, sin bromear pues Hefesto no chancea, que pudiera parecer obra de Renaud Aubry. Por terminaciones es de Albacete, que no de Nogent. No se trata de ensalzar aquellas navajuchas que, en realidad, poco valían; sí las personas sensatas que nos educaran, al tiempo que se ha encontrado un punto con el que cerrar la circunvolución de una espiral que aún se proyecta en el tiempo.
El que se presenta es un viejo modelo restaurado, con la hoja de acero al carbono, y las platinas y virola en latón. Las cachas de cuerno negro, son nuevas. Mide 12 cms cerrado, y abierto, 21,5 cms.
Ancien couteau aveyronnais restauré. Lame acier au carbone 101 mm. Platines et mitre laiton – cotes pointe de corne. Ouvert 215 mm – fermé 120 mm
Es originario de la Savoie, y recibe varios nombres (savoyard, montagnard...); su primo famoso es nada menos que el Opinel que nació en la misma zona y en la misma época. También es conocido -quizá con anterioridad- en la parte italiana de las montañas desde hace siglos. A principios del XX, se empezó a fabricar en Thiers; su clientela más fiel estaba en los Alpes. Su hoja tiene forma yatagan.
El de arriba fue rescatado del rastro madrileño; tiene un muelle aún pujante, si bien la hoja presenta cierto juego lateral; las cachas de hueso segrinado han envejecido con la sabiduría del Jerez.
Esta no forma parte de la colección, pero ya se pondrá en contraste la navajilla infantil de Gómez que se me antoja parecida a esta magnífica navette del señor Aubry
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