jueves, 13 de octubre de 2016

4 CUBIERTOS PLEGABLES-ANTIGUOS CUBIERTOS DE JIRA: MERIENDA EN LA HUERTA DE BAYARQUE




Se afilaba una blanca rama de mimbrera y junto al tronco, en la muelle arena gris, se desplegable la frugal merienda. Se había antes acechado al palomar que se iba a los garbanzos a embucharse con las legumbres sequizas. Ya se había escabucheado en el pimentonal, se habían atado cañas en el tomatal, se había apacentado el breve ato de cabras serranas de Los Filabres. La vega había vibrado toda  con los suspiros de las tórtolas, el hervor del chamariz, las delicuescencias de las espantadizas pájaras negras del parral, con el alirado silbo de los colorines y los camachos pechirrojos, con el timbrado golpeteo del herrerillo, con el grave y espantado bucheo de las abubillas, con el zureo de las bravías, el chillido de los vencejos reales y con los múltiples graznidos metálicos y rebotantes de las chovas en la Cerrá de Bayarque. Y ahora se partía un tomate de medio kilo, se le aplicaba una punta de sal que se guardara junto con el Rospkof y se repartía el canto de pan. Con las varillas de la mimbrera, y a su sombraje, se tomaban los gajos sabrosos en las tardes cálidas del agosto.




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