6 Rue des Fripiers
1000 Bruxelles
DesLoges, spécialiste de l'importation d'articles de coutellerie et de cadeaux d'affaires en Belgique et Luxembourg
Si se cruza paseante uno el centro, dejando a la diestra la Plaza grande, viendo lustrosos escaparateríos y con pie quedo,a pie enjuto como pachones sin afición venatoria, llégase a pasar por delante, sin apercibirse. Aún no se ha llegado a la pesada geometría del Palacio Real, y se discurre por la rue du Midi. Fuera el caso que uno girara su vista y reparara en su imagen enmarcada entre cromados, aceros, pinceles, cadenetas, cortaplumas, alpacas y otros metales dudosos pero con lustre. Coutellerie Des Loges. No tendrá presencia de tradición ni altisonancia en leyendas como las otras dos recién presentadas.
Es especialista en la marca suiza de la crucecilla. Allí compróse esta con fiador de cadena y tres fundillas de piel con forro bermejo. La señora, una flamenca apersonada con impertinentes de pasta, llena el pequeño negocio con su redondez pulida.
A la mente me viene que otra persona, que no yo, quiso adquirir un pequeño cortaplumas francés, de Nogent, con plaquitas en el mango irisadas tocando el reberbero de la cal en una pared encendida por el solaneo. Pidióse precio y como se mostrara la decisión de llevarla, la honrada comerciante no dudó en la advertencia:"C'est pas la nacre¡". Y bastó para que se recuerde desde entonces su obrar recto. Se rechazó la compra.
Además de las suizas, se descubrió esta marca. Luego se supo mucho más de Arto y de la trayectoria de la empresa, que no sigue desde hace ya buenos años en las manos de sus originales emprendedores (ya se dedicarán palabras a sus modelos más adelante, con un pequeño muestrario y alguna anécdota). Esta se vino de incógnito en otra valija y no conoció mano de dueño hasta que la obsequiosa buscase oportuna ocasión.
Es el Colibrí Arto, cuerpo de aluminio y alas de amourette. Es en realidad una lag zoomorfa, sabiendo que todas lo son a poco que tengan un rivete o rosa visibles en la virola superior. Una de las naderías que más me abisman sin ir a un taller de yoga es adivinar el parecido, encontrar lo que se esconde en una perspectiva y escuchar si parlotean -que suelen-
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