jueves, 14 de noviembre de 2019

NAVAJAS DE BRUXELAS/LES COUTEAUX BRUXELLOIS: COUTELLERIE JAMART- AU GRAN RASOIR



Apenas salido de la Station Centraal, con el azogue de una moscarda ante cristal de ventana, enderezamos el paso por la Putterie fijándonos ya en las pulidas casas; llegados fuimos a una replazoleta por Gabrielle Petit que nos confundió el rumbo,  girando la cabeza como mochuelo di con lo que no pretendía ver: Jamart. En conmoción, desoyendo ruegos, mi nariz venteó la línea recta y me condujo a sus vitrinas de rue de l'Hôpital 7,.





Hubiera que guardar secreto imposible, el de Bruxelas. Dulcísima ciudad es para el alma, para su sed -la del cuerpo-; descanso para los ojos, serenidad de paseantes, limpieza para el desabrimiento y morada definitiva para el perdido. Tiempo hubo de ir a Jamart y hablar con un señor atildado de pelo canoso, más joven de lo que pareciera y zalamero.  Así era su escaparataje:








Se sorprendió, tras ristra de preguntas, de la afición a la cuchillería de un español -Hefesto, aunque celeste, lo es-. La verdad es que yo también me sorprendo dada la afición a inventarse tradiciones y a borrarlas más depriesa lo que se se pudiera contar. 









Tuve ansia de Mongin durante un  tiempo largo; este modelo rechoncho con su atalaje pulido me encandiló mucho antes de que lo comprara en Jamart. Sobre los Mongin ya habrá tiempo de hablar, en particular de sus limitaciones...

COUTEAU PLIANT MONGIN "COUP DE POING" CERF
Couteau pliant Mongin Modèle "Coup de poing".
Manche de 6 cm en bois de cerf.
Lame de 4 cm en acier inox poli acier Z40C13.
Blocage de lame par palme à cran bloqué.
Façonnée à la main





































































2 comentarios:

  1. La boca se me hace agua, viendo el escaparate de esa magnifica tienda, toda la navaja Francesa que a mi me gusta, gracias por mostrar, no me canso de gozar con tu blog, enhorabuena

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  2. Como si a castillo recio acudiera muy honrosa visita, llamaran y nadie abriera. El castellano, el amo sordo de la fortaleza arrumbada, apenas oyera el eco de la aldaba cuando la visita ya ha entendido que nadie de calidad haya dentro... Sí había, Aurelio Moratel, un viejo de guardia que no abriera la puerta en tiempo. Ese viejo y yo mismo nos disculparemos. Su visita siempre será apreciada, tanto como sus manos de artífice y su gusto de coleccionista. Un saludo de lejos.

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