9 ESTILETES DE ALBACETE

Fue comprado el estilete en la armería Mallove, de Játiva, hace no menos de 27 años. Se pretendía adquirir una de las primeras Opinel que se vieron, pero el vendedor no lo consintió: "Se ponen feas; esas, no".Y la voluntad se torció. Una lección que casi se aprendió: hay que saber más que le vendedor, o aparentarlo. El caso es que este machete-estilete es malo. Siempre tuvo bailecillo; las cachas con motivos de humo están compuestas en plasticacho cuyo dibujo se borra con salivilla. Las mitras son de metal aleado de muy pobre efecto. En la hoja nadie se hace responsable: Inox Albacete. Me dio por creer que fueron de las primeras chinas que se trajeron, y, por calidades, lo sean.

8 ESTILETES DE ALBACETE

Estilete Gómez, casa cuchillera de reciente desaparición; para todos los que hayan ido a Albacete solía ser la primera en ser encontrada, pues estaba muy cerca de la plaza de toros. Su escaparate era abigarradísimo... Pero a esto se volverá en otra ocasión. El que nos ocupa es una navaja barata, sin bloqueo, con muelle de pistón y cachuelas de plástico rojo; el punzón está grabado al ácido. Sus ajustes no lo son, y el contorno de la platina se ve bien. Lo curioso es que fue dado-recibido en ocasión de un bautizo. Las Gómez fueron mejor de como terminaron -véase el macheticho blanco presentado arriba-: pinchando sin cortar (sin embargo, más de uno se cortó manipulando estos juguetitos escolares, que yo lo vi).

7 ESTILETES DE ALBACETE

  Dos de la misma casta que el primero, el azulillo. Los dos han sido reparados y están más ajustados que si acabasen de ser comprados a un voceador del tren, o de un expositor de gasolinera. El blanco confirma lo que es, pinchaceitunas. Como nunca cortara ni pudiera, fue afilado con oficio, respetándose el vaciado hasta la misma punta. Las cachas parecen haber sido cambiadas pues más gruesas parecen que las habituales, y los pernillos que las sujetan están pulidos y limpios. No tiene holgura ni juego. Solo parece haberse respetado el óxido en la mitra, para que no todo sean deslumbres. Lo mismo en el azul, pero no del todo. Ajustado justamente, como nunca hubo ninguno recién salido del taller. La palanquilla es desproporcionada a la delicadeza del estilete, parece que no hallándose ninguna cabal, alguna le fue puesta que le está grandona. El muelle interno está curvado en su cabeza, justo bajo de la ventana donde se encastra el talón de la hojuela. Pese a todo, ha pasado el reconocimiento del cuchillero, que ha equilibrado el desequilibrio. Los dos, blanco y azul, presentan la hoja inox, las mitras en latón e idénticas proporciones. El muelle en uno -blanco- es inoxidable (posiblemente cambiado) y el azul en carbono.

6 ESTILETES DE ALBACETE

Ramillete de pinchaúvas, delicadeza de la cuchillería de Albacete y España. Hojillas de daga renacentista pero con uñeta. A dos mesas y sin filo, que para entrar a matar en el platillo de aceitunas o con las chacinas -si se tienen melindres- son. De latones y alpacas, todas con cachiplásticas empuñaduras que, con todo, señalan las calidades de cada una. Solo la que viste de azul, se comprobó como testigo que es como la que se daban en los trenes por 75 pts. -sino menos-. Entonces defraudaron, ahora confortan y entretienen; testimonio de la cuchillería de su época, ahora son muy buscadas, que no siempren se encuentran salvo en los limbos de la virtualidad. Virutillas que nos llegan, junto a las estaciones abandonadas, los bardales de chumberas, y el nombre de los pueblos en losetas amarillas. Otras vendrán enseguida.

5 ESTILETE DE ALBACETE

 Sabían y pidieron. Cuando los gitanos ver colorines en las cachuelas saben que los euros suben. Si además es rara por el tamaño, pues se demanda más y se pide más. Así se hizo. Pero no tanto como quisieron, que si no se llevó ganga, sí casi un justiprecio. Está ajustadísima, como cogollo, lo que es índice de reparación (?), que muchas veces ocurre. Por la rareza de materiales parece que ya no cumpla los 50 al menos. Ya se adivinó que ondea vaga la bandera de la República, lo que retrotrae aun más la fecha de nacimiento o la desfachatez del navajero (sugerencia esta mayor). Al igual que las dos anteriores, es de primor, un "breloque" con las mitras de alpaca y la confección cuidadosa. Se está en atención con el asunto de su datación, que otra así -ni parecida- no se viera aún. 

18 NAVAJAS BOULEDOGUE ISSARD-COUTEAUX BOULEDOGUE ISSARD

COUTEAUX BOULEDOGUE ISSARD

(LA NAVAJA DE HÉRCULES)

Pourquoi j'aime le bouledogue?

C'était la première fois que je les vis. Une três connue coutellerie parisienne à l'avenue de l'Opera... Il y avait des très beaux présentoirs antiques.

-Regarde, les couteaux d'Héraclès, dit madame.

-Quoi?

-Bon, les couteaux d'Hercule -mon grèc est oxidé et madame connaissait cette circonstance.

-Hercule... Poirot? Oú?

-Her-cule! Les douze travaux de...

-Hercule, je sais (je ne savait pas, mais ce n'est pas necessaire de dire toujours la vérité).

Je regardai et je vis. Mais avant je dois dire que madame voyait  des référants classiques partout : à la Madelaine, aux Invalides, à l'opéra Garnier... Mais, dans une coutellerie...?

 J'ai vu du coin de l'oeil qu'on vendait sur le comptoir quelques livres miniature, naturellement aussi celui-là des aventures de Hercule. Madame les avait vus et elle s'est inspirée. Mais elle n'avait pas les lunettes de lecture (de plus, pour parler des mythes, elle n'a pas besoin des notes, des pointages ou les livres minuscules - il faut être sincère-).

-Quand Hercule a écorché le lion de Némée il portait un au sac; ou quand il a tué l'hydre de Lerne, ou il a capturé le sanglier d'Érymanthe il porterait un de ceux-ci, un bouledogue -dis madame-. De fait, "le Némée" serait un bon nom pour ce couteau -continuait madame avec de l'indulgence.

J'achetai le couteau inmeditement. Parfois, la réalisation, le concret précède à l'idée, à la catégorie. Quand j'ai vu le couteau, j'ai pensé que je la connaissais déjà, que c'était une hypothèse que je m'étais déjà posée. Pour moi ce bouledogue est l'antonomase d'un couteau.

 Monsieur a acheté le livre minuscule à la dame (un petit cadeau pour une révélation précieuse).

Il y a des fois qu' un narrateur s'efforce en vain de remarquer que son histoire est vraie.