viernes, 25 de noviembre de 2016

1 NAVAJA 1515 DE MANU LAPLACE-COUTEAU LE 1515 MANU LAPLACE EN BOIS DE THUYA


 Al poco de que la cuchillería Nebot de la calle Bolsería fuera visitada por las primeras veces -si no la primera- tras haber visto su dirección en la última página de El universo de los cuchillos (caro libro de fotos que ilusión prendiera en la febril ansia de navajerío). En la vitrina de la izquierda, estante superior: dos navajas francesas con una salamandrilla que sobrevivió al fuego culebreara en su hoja anchona de punta alta. Una encabada en madera de raíz, de crespas vetas; y la otra en hueso. Una maciza mitra o rebajo las protegía en su extremo inferior. Allí se estuvieran por semanas y aun meses. Que tanto valían que no se llegó a juntar para llevárselas, ni una ni la otra.




En París, la segunda vez que se llegó hasta la maison Kindal, avenue de l'Opera. Ya pasados se eran algunos añejos y la hucha más tripa tuvo. La segunda visita en aquellas vacaciones se la vio desolada, sin surtido que se preveyera, un solo Vialis -Le Sauterre- en ciervo con mitra se alcanza al recuerdo.

La menuda señorita Caroline se estaba merendando un entrepán de medallones de queso de cabra que ella se partía de un brazuelo con un cuchillito. Recortada y achaparrada, enjuta y dispuesta. Se le mostró interés por este 1515 que tenía precio de saldo. 

Me lo llevo si se queda en condiciones, sin grasa, sin huellas, con la limpieza que se espera de un objeto nuevo. Pero solo si usted lo limpia en condicones, digo.

Mademoiselle Caroline, la primera y última vez que allí se encontrara (que la maison Kindal se desmanteló después de casi un siglo para buscar mejor alquiler en la rue de Constantinople) la dejó maqueada y linda. Se trajo con lección de que las Francias se eran un país quesero en el que las pulcras parisinas se pavor no tienen de que se las moteje de rústicas mientras se endilgan un bocadillejo de cabra, olorosa, enjundiosa, potente y componedora.

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